H Y P E

La pesadilla de la primera entrevista de trabajo


Te sudan las manos, juegas con tu cabello, practicas una y otra vez tu saludo, realizas una meticulosa elección de la ropa que usarás, te tiemblan las piernas… TODO por una sola razón, que nada tiene que ver con el amor que hace sentir de la misma manera.


Hola a todos.

Sé que este post podría parecer extraño pues no tiene mucho que ver con sitios de la ciudad (o país) que podrían visitar, pero sí con una experiencia que todos vivimos varias veces, o están a punto de pasar por ello: LA PRIMERA ENTREVISTA DE TRABAJO.

Probablemente muchos de ustedes ya trabajan o han pasado por esta prueba de fuego que, a veces, es mero requisito y de ello depende la inclusión al equipo de cierta empresa.

Hace aproximadamente 5 años (a mis 17) tuve mi primera entrevista, que no tomo en cuenta porque fue para trabajar en una pizzería. Platiqué mucho, hice reír al que me entrevistó, concluí que no tenía tiempo y que no me gustaba comer pizza de esa marca. El resultado, como imaginarán, fue que no me dieron el empleo. Desde entonces no intenté algo similar.

En los últimos 8 meses, la mayoría de las charlas que he tenido con los responsables de las páginas donde colaboro han sido bastante agradables y, afortunadamente, he salido victoriosa de todas ellas (sin alardear). Todo iba bien, realmente disfruto de entablar conversación con la gente, contarles lo que hago, lo que deseo lograr. 



El encuentro catastrófico lo tuve el día que acudí a una entrevista en una de las empresas de programas de televisión y diario informativos en la ciudad de México, ahí en el centro de la ciudad. Les contaré...

Recibí un correo de la persona encargada del área en la que podría laborar en el que me pedía realizara una llamada a su oficina para hablar un poco. Lo hice. Concretamos una cita "para hablar un poco" de una vacante que estaba disponible como para mí

Emocionada y nerviosa por la pronta reunión, esperé impaciente los dos días hasta que por fin llegó el "Viernes de entrevista" en mi agenda. Busqué ropa formal y pensé en que debía alaciar mi cabello y peinarlo mucho (que es ondulado y desordenado, generalmente) pero después de imaginar lo incómoda que estaría al presentarme como usualmente no me veo, desistí de cualquier cambio radical exprés y me fui así: con los rizos no tan alborotados, un poco de maquillaje en las pestañas y mis prendas cómodas pero adecuadas para la situación.



Llegué a las oficinas con miedo. No dudo de mis capacidades y conocimiento, pero siempre he querido al mundo y cuando veo que es más probable que éste me coma, colapso lentamente. Subí por el elevador con mi portafolio de trabajos en la mano que se encontraba un poco maltratado por tanto movimiento.



Me recibió "la jefa", una persona muy agradable y joven. Me condujo a una oficina donde ya esperaban dos personas más de su equipo -sí, ¡dos más!-. Saludé, y apenas me senté, comenzaron las preguntas variadas en temática: hace cuánto egresé de la universidad, a qué me quiero dedicar, cuál es mi experiencia laboral, por qué me gustaría trabajar ahí, si estoy dispuesta a vivir la "vida de periodista" que no come/duerme/vacaciona.



En serio, escuchaba eco de las voces, sentía náuseas pero deseo de hablar y hablar sin parar, respondiendo a todo lo que peguntaban. Respondí, a unas preguntas mejor que a otras. Me hicieron un pequeño examen en el que evaluaron mi conocimiento de hechos actuales relevantes en el país y el mundo, mis técnicas para la resolución de problemas y mi proyección a futuro en la empresa.



Fue difícil, mientras trataba de ser elocuente y dar respuesta a todo, me di cuenta de varias cosas que posteriormente me ayudarán en el ejercicio de mi vida profesional y personal: debo conocer donde estos y con quien convivo, es necesario tener claro dónde me veo en 2, 5 y 10 años (aunque deteste planear cada segundo de mi semana, es importante).

Y a continuación, para no alargar más ésto, prescindiré del final  de la entrevista (dando paso a la intriga) y colocaré los consejos, basados en mi experiencia.

Los consejos

1. Infórmate bien de la empresa y su giro
2. Si eres comunicólogo (como yo) lee/escucha/respira noticias
3. Conoce tus emociones para que no te traicionen
4. Haz bien tu CV, muy breve y sustancial
5. Arma detalladamente tu portafolio de evidencias (sobre todo si eres fotógrafo o diseñador)
6. No te disfraces pues te sentirás incómodo
7. Diría que comas bien, pero no, ingiere algo ligero porque los nervios pueden traicionar
8. No es necesario repasar un speech. Conoces lo que sabes hacer y lo que quieres, sólo exprésalo de manera natural
9.  Llega temprano
10. No te apresures a indicar que aceptas el trabajo. Está bien que "el horno no está para bollos" y que la situación del país está canija, pero hay empleos que nomás no van acorde a tus principios, deseos, habilidades o necesidades en ese momento.


Todo es parte de un aprendizaje constante. Los errores o aciertos de ayer no serán los de mañana, pero nos ayuda a conocernos, a crecer y saber a donde nos dirigimos. Se lee bastante trillado pero no está de más decirlo, ¿no?


Y a ustedes ¿cómo les fue?


Foto 1: flickr.com/jennipenni/



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Karla Mariana Huerta 
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