H Y P E

Álvaro Obregón hecho tianguis


Quizá seas amante de las cosas “Vintage” y de la moda “Condecci” o simplemente disfrutas degustar un buen almuerzo después de la fiesta del viernes. Tal vez, la música “indie” sea lo tuyo o el cine de culto es tu preferido.
Entonces, aquí tienes un nuevo sitio que sin lugar a dudas, se convertirá en tu favorito.

Ubicado en el norte de la colonia Roma, el Tianguis de Álvaro Obregón te ofrecerá más de lo que buscas y será una buena sorpresa para una salida mañanera de sábado o domingo.

 Desde calles antes, escucharas música que seguramente te será familiar y te reanimara después de la desvelada del fin de semana.

Sobre el camellón de Álvaro y pasando la primera fuente, la de un hombre desnudo con una pseudo serpiente detrás, encontrarás los primeros puestos del tianguis; un poco de ropa, discos, bolsas, libros y zapatos a precio accesible atendidos por personas jóvenes y amables.

Si esos primeros establecimientos no te convencen… pasando el primer semáforo y cruzando la calle de Orizaba, se halla el resto del tianguis con aproximadamente 70 puestos.

De lado de Cuauhtemoc se encuentran todos los locales de ropa que tienen por supuesto, toda la fayuca de novedad, pero también esos vestidos o pantalones que parecen estar hechos de las cortinas de casa de tu abuela. Seguro si escarbas un poco podrás encontrar una prenda “vintage” o muy original por unos $90.
Por el lado de Álvaro Obregón está la señora de los zapatos, sólo podemos decirte que aquí vas a encontrar la mera moda en el calzado. Esa señora junto al puesto de raspados tiene tenis, plataformas y esos taconsotes de diseñador. Todo hecho a tu gusto, que si quieres unos tenis hechos a tu medida con color verde fosforescente y dibujos de mosca africana, ella te los hace.

Junto a las nueces garapiñadas y el almacén de frutas y verduras con chile y limón, está el puesto de los lentes. Dos pasillos cortos, de no más de metro y medio bardeados por mesas largas en donde están todos los anteojos. Verdes, rojos, cafés, azules, con flores, cuadrados, animal print, viejos, nuevos, obscuros, rosados, morados y mil formas más, solo tienes que buscar y seguro encontraras un par que combinen con tu personalidad. “Sesenta pesos o dos por cien” seguro te convencerán y saldrás de ahí con gafas para taparte la mitad de la cara de zombi que traes.

Y para terminar, delante de donde están las maletas forradas con papeles viejos, los espejos de los ochentas y lámparas nuevas encontrarás los establecimientos de comida. Dos o tres que ofrecen variedad de tacos y tortas. Pero nadie ahí es más famoso que Doña Lore, una señora que junto con su familia, oriundos de Oaxaca, ofrecen todo tipo de comida de aquella región. Cemitas, tlayudas, chapulines, tortillas azules y por supuesto el jugoso y blanco queso originario de allá.

Si tienes suerte y llegas temprano vas a alcanzar deliciosas cemitas de milanesa o si prefieres, puedes pedirte una tlayuda de cecina adobada, bisteck y chorizo, con una embarradita de frijoles, una o dos cucharaditas de la salsa de tu preferencia, quesito derretido y una buena cantidad de carne. Quedarás más que satisfecho con este almuerzo que puedes acompañar con la clásica Coca Cola o bien, un jugo de naranja que te hidrate un poco.

Después de desayunar y caminar un rato, vas a encontrar una cafetería ambulante que te ofrecerá capuccinos y mokaccinos para terminar tu almuerzo feliz.

Así que, una vez recorrido el tianguis de Obregón, unas cuantas compras y tu buen desayuno, puedes regresar a tu casa y ahorrar para tu próxima visita.