H Y P E

Extasy Ajúa!

               “¿hace falta una pastilla para contar nuestra vida a desconocidos? ¿No está para eso la literatura?”
                                                                                                                    -Frédéric Beigbeder-

La vida está cimentada en mentiras. En la calle nos mienten, la escuela; casa, trabajo, televisión, productos milagrosos, literatura. Si no fuera por las mentiras, vivir sería insoportable. Una de las mentiras que más nos gusta creer es que las drogas son bien chidas y bajo esa excusa “experimentamos” con todo lo que se pueda y de la manera más atascada que se nos deje. Historias de Éxtasis, de Friédéric Beigbeder, es un libro de relatos en el que el tema central es justamente “la pastilla del amor”.
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Éxtasis puro, ir a tope, correr y bailar toda la noche, pedirle a gritos a la vida que nos deje de mentir y por un momento, aunque sea uno solo, nos de todo lo que prometió. Es como se siente el trayecto mientas pasan las páginas y relatos del libro. Darle la vuelta a la mentira y apenas un instante, aunque sea a través de un espejo, conocer la verdad.

 Al leer a Beigbeder es muy difícil no recordar de inmediato a los escritores norteamericanos de finales del siglo XX como Brett Easton Ellis o Chuck Palahniuk. La manera en la que escribe este libro de relatos es como una fusión de una clase acomodada francesa y las reflexiones que se dan en aquellos que viven en la decadencia de la misma.

Las reflexiones de los personajes de Beigbeder se hacen desde el ¿por qué la necesidad del éxtasis? La motivación deja de ser la fiesta, para convertirse en el escape, y cuando el escape jamás llega, ni la catarsis. La pregunta vuelve y retumba con más fuerza ¿por qué? ¿Por qué la necesidad de una pastilla? Una pastilla que cuando da el bajón, no hay mejor manera de acabar con esa depresión que pensar en saltar desde el balcón más cercano...
y tener un encuentro directo con toda la realidad dura e inerte como lo es el pavimento de la calle. Pero no, la muerte no llega, porque se está dentro de un círculo vicioso donde los deseos de la muerte vienen acompañados por los mismos deseos por vivir. Donde el suicidio es un pensamiento atractivo hasta que uno se da cuenta que morir y vivir no tiene demasiada diferencia.

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El libro comienza con un  relato que intenta generar en el lector la sensación del éxtasis. La manera en la que se siente el mundo exterior a uno y los pensamientos profundos a ciertas situaciones comunes.  Subir, subir, subir. Llegar a la cima misma del mundo y después, en picada, caer hasta la más profunda desolación. La necesidad del contacto humano hasta su más grotesca consecuencia: el ruego por sentirse palpable “¿Qué nos quieren decir? ¿Que no hay escapatoria posible? ¿Que nunca podremos escapar de nosotros mismos? ¿Que los viajes no llevan a ninguna parte? ¿Que hay que estar de vacaciones toda la vida o nada que ver? ¿Me podrías chupar la mano por favor? ¿No sentís que necesito estar solo en medio de estas valijas abandonadas? ¿Será posible que nos separemos sin sufrir demasiado, incluso a frente a la publicidad de “Envy” de Gucci?”[1]

Historias de Éxtasis un título totalmente atractivo y alentador para que el lector se acerque. Sólo que durante la lectura sentirás todos los efectos que esa pastillíta feliz acarrea. Euforia, nauseas, pánico, asco y al final, como todo, habrá una desolación y esa angustia que no sólo deja terminar un libro, sino saber que no importa qué se haga, no hay escapatoria alguna ni formas fáciles de eludir el dolor.

Beigbeder
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El libro fue publicado y traducido en Buenos Aires Argentina —y sí, desgraciadamente, como muchos libros que son traducidos al español, no está en un español neutro, sino hay argentinísmos y tildes mal puestas (y sí, qué mamón comentario) pero es algo con lo que uno tiene que batallar, al menos que sepan leer francés—.
Desgraciadamente no se vende en todas las librerías del DF, sino es un libro exclusivo de El Péndulo y aunque bien no es una ganga —como nada en esa librería es—vale la pena comprarlo, o hacer una coperacha, comprar un ejemplar y fotocopiarlo hasta el final de los tiempos ¿por qué no?



[1]Frédéric Beigbeder Historias de ÉxtasisDedalus Editores, 2011, Buenos Aires Argentina p. 15