Alguna vez, escuché o ví a Denise Dresser por internet, referirse a Carlos Slim como un ser que debería estar contento porque, incluso una periodista como ella, había contribuido a su felicidad.
Y sin ningún animo de compararme con la gran maestra, en ese punto llegamos a un empate.
El Teatro Telcel, dentro de Plaza Carso, es un diamante más a la corona arquitectónica más novedosa de la ciudad. Un teatro que para muchos es el mejor escenario en Latinoamérica, desde la fachada hasta la última mampara.
Bajo tierra, apenas se evidencia a través de una estructura metálica (dovela) levantada del suelo. No solo actúa como pieza escultórica y sistema constructivo, sino también como un señuelo entre Plaza Craso, el Museo Soumaya, una serie de complejos residenciales (FREE/Fernando Romero), el Museo de la Fundación/Colección Jumex (David Chipperfield) y el Parque Lineal sobre Ferrocarril de Cuernavaca.
El antes llamado Teatro Cervantesm diseñado por Antón García-Abril (Ensamble Studio), ahora es territorio Telcel.
Si bien, el proyecto original del arquitecto español mostraba la naturaleza elemental con el que esta construido: la densa profundidad del espacio bajo la superficie, la crudeza y la apariencia de los materiales, así como la tensión horizontal del aire contenido con el apoyo de la dovela –la pieza clave de un equilibrio abstracto que pierde su peso, como un entramado aéreo flotante, mutable y ligero– que cubre el espacio intervenido. Todo esto fue revisitado por su nuevo patrocinador.
"Se trata de un lugar abierto y cerrado a la vez, que busca generar un cambio de percepción y legibilidad, adaptándose al contexto urbano".
Sin embargo, a este teatro le tocó llegar tarde a la fiesta: un plan maestro que quiere concentrar cierta actividad cultural a través de los reflejos del Soumaya y la sede cultural de Jumex, versión inglesa de la casa-estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo.
El teatro esta ubicado en el área común de este sitio antes lleno de industria y ahora en pleno proceso de reconversión. Con 25 metros de profundidad y cuatro vestíbulos traslapados, aparece al final de una secuencia de espacios bajo tierra. Como un palimpsesto urbano de capas de historia y arquitectura, fue pensado para ser un refugio de sosiego, un tapiz compartido con su entorno.
Así, en un mismo lugar se exhiben distintas formas de monumentalidad. El teatro y la dovela funcionan como dos espacios ambivalentes (supraestructura y superestructura) que convergen en un mismo sitio, con capacidad para 1,400 personas que ahora presume de la obra Wicked. Ya con una temporada reconocible, esta obra ecléctica que reúne una serie de objetos que buscan armarse con sus propios fragmentos. En fin.
Esta obra arquitectónica es una de las más novedosas para el cuadro de la ciudad, además del que será el edificio más grande de la capital dirigido por el banco BBVA Bancomer, o el renovado museo de arte moderno. Lo sentimos Slim, esta si te la agradecemos; pero por la arquitectura, porque la oferta es otro tema.
Así, un ejemplo más donde podemos decir que la ciudad crece, no parejo, pero al menos para presumir.