La Ilustración de Fernando Andriacci, tiene demasiados elementos técnicos que rompen con la percepción de nuestra imaginación. El arte oaxaqueño siempre ha tenido un basto mundo de símbolos culturales, los cuáles hacen trascender cualquier obra que transgreda a la imaginación. Con la ilustración, la escultura, la cerámica y todas las técnicas que domina Fernando Andriacci, nos damos cuenta que no hace falta tener una formación académica para poder hacer "bailar" a los pinceles y a los colores.
“Nací en Cuicatlán Oaxaca,de dónde tengo muy bellos y profundos recuerdos de mi infancia. Yo crecí en un pueblito pequeño, donde hace mucho calor y siempre había muchas frutas. Recuerdo sus olores, sabores, colores y texturas. El mango, la sandía y la papaya. Recuerdo las aventuras de niño cuando íbamos con la chamacada al Río Grande a jugar. Me encantaba observar la naturaleza, las piedras, el correr del agua, los insectos, los árboles. Era un universo desconocido y al mismo tiempo todo era mío. Mi contacto con la naturaleza fue en libertad y con la alegría y el asombro que sólo un niño puede llegar a tener en un pueblo de la Cañada.
Para un niño el mundo es algo nuevo, siempre un reto y no lo conoce. Explorar en el Universo, es algo que Andriacci hizo desde muy pequeño. Los insectos, la naturaleza y el agua, fueron elementos claves para su formación empírica como artista plástico. Estudió en el taller de Rufino Tamayo en Oaxaca y ahí fue dónde adquiere el conocimiento en diversas técnicas, las cuales ha explotado al máximo con disciplina y honestidad.
Lo que yo espero a futuro de mi obra es llegar a “la inocencia prístina”. Cerrar el círculo y llegar al principio, con todo el conocimiento de las técnicas y la experiencia de trazo, pero conservando la esencia de mi primera infancia que se sostiene en la inocencia y la honestidad. [Fernando Andriacci].