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“The trouble is even the French don´t have a phrase for
the stupid things you actually do say under pressure.”
-Chuck Palahniuk (Guts)-
Vivir. Dicen que el instinto de supervivencia nos supera. Que en los momentos más atroces, más cercanos al final, no importa cómo, pero sobrevivir es lo que mueve al ser humano en situaciones extremas. Matar, robar, engañar, morder tu intestino que sale por el recto cual serpiente de agua… lo que sea se hace para sobrevivir.
Respiren
Cuenta la leyenda que hubo desmayos, vómitos y un revuelo en cada ciudad que Chuck Palahniuk, mundialmente conocido por Fight Club, visitó. Llevaba consigo un cuento: Guts —Tripas en español— cuento que al principio no es más que una serie de reflexiones del narrador —reflexiones sexuales que van desde una zanahoria ensartada en el trasero de un muchacho, hasta un trozo de cera atorada en la uretra mezclándose con el calcio que contiene la orina— pero párrafo a párrafo prepara al lector para el desenlace que se avecina. Crea toda una atmosfera que atrapa desde la primera frase, no se necesita más que unas cuantas palabras para entrar en una burbuja a la cual poco a poco se le acaba el oxigeno y conforme las palabras pasan buscamos esa bocanada que regrese la claridad y oxigeno a la mente “Inhale. / Take as much air as you can.”[1]
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El relato avanza y aunque, como lector, uno comienza a saber para dónde va, comenzamos a dilucidar el por qué de las reflexiones del narrador, cual viles vouyeristas, no escatimamos en llegar al final, no importa que ese final lleve a chicharos, semen y vitaminas regados en una piscina de los suburbios norteamericanos.
Parpadeen
Palaniuhk lleva al lector por lugares y personajes varios —aunque todos muy, muy parecidos— que a fin y al cabo buscan algo en común: el placer sexual. Búsqueda que va del pegging —que es cuando un hombre se introduce un dildo en el trasero para poderse masajear la próstata y de esa manera alcanzar los mejores orgasmos (en esta parte parafraseo casi íntegramente un fragmento del relato)— a Arabia y una practica sexual que consiste en meter un pequeño tubo en la uretra —entrar en detalles sería morboso y la verdad es que Palahniuk tiene mucho más talento que yo para explicar esas situaciones… clave.
The spirit of the stairway
La manera cruda y sin juicio de narrar carga al cuento de humor negro. Hay situaciones donde no sonreír es imposible. Pequeñas frases que causan una carcajada cargada de incomodidad… incomodidad por reconocimiento, o peor aún, por un vago intento de reprimir un placer que está ahí, oculto, en nosotros: como esa zanahoria invisible que todos cargamos.
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El cuento se va completando por los datos al azar que el narrador da. Desde la explicación de las parafilias sexuales, hasta costumbres y dichos de diferentes países. Los datos extras y digresiones jamás saltan ya que todo es como una introducción para el GRAN evento que es el por qué de toda la reflexión del narrador ¿por qué hacer un recuento de lo mal que lo han pasado —física o psicológicamente— aquellos que se han tirado a un placer sexual, presumiblemente, total?
Busquen la superficie
Las digresiones y las anécdotas desembocan en un único lugar: la comprobación de la longitud del intestino —o algo así—. El principio de la creación está ahí: el mundo, el día, la noche, el caos, la paz, el hombre, el sexo, la masturbación y la búsqueda del placer con lo que está al alcance de nuestras manos.
El cuento fue publicado en Playboy en el año 2004 —oh sí, allá la Playboy es respetable (porque no hay un Facundo con una columna mensual) y bien vale la pena darle una buena leída— también forma parte de la novela Fantasmas. Sin embargo, por si solo se ha dado fama y en palabras del autor Guts es el cuento más light de la novela y es por eso que lo envío a la revista. Algún otro relato, irremediablemente, lo habrían regresado.
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Leer Gutses, ante todo, un acto vouyerista. Uno incursiona en las practicas sexuales de otros —y el morbo llama a seguir leyendo— se nos describe y explica diferentes formas de alcanzar un clímax que pocos conocen —y no me extrañaría que muchos hayan querido experimentar alguno de los trucosque Palahniuk describe— Es un vouyerismo que se disfruta —¿hay acaso alguno otro?— sobre todo más solo que en compañía. Y es por eso que se debe leer sin nadie cerca, apartado, sin interrupciones. Todo eso para poderse reconocer en el personaje y no tener que buscar escondernos.
Y si al terminar de leer no crees posible lo que acaba de suceder: créelo, la vida y la realidad es más retorcida y enferma que todo lo que se escribe en libros “You. Now you can take a good, deep breath. / I still have not”[2]
