En efecto, dentro del mundo del lujo existe un trasfondo de asociación con las drogas y esa sensual atracción hacia ellas. Marcas juegan con
heroína y cocaína dentro de sus campañas para 'escandalizar' a los medios y que su producto logre un buen impacto.
A veces, cuando se trata de una imagen pública se debe medir todo lo que se hace, así como medir todo lo que se dice, pues hay que tener en cuenta que siempre existe un pequeño porcentaje de la población sensible a estas imágenes.
Sin embargo, la gran mayoría de los publicistas de estas grandes marcas de moda saben que su producto no va dirigido a ese tipo de público, seamos conscientes, ellos van por
target al cual le encanta vivir en una contradicción para el mundo y que le encanta la idea de llamar la atención siendo únicos e irreverentes.
Un gran ejemplo de estas campañas polémicas es la marca
Sisley (quien fue comprado por
Benetton en 1985) la cual es bien conocida por el uso de imágenes que causan controversia.
"Las campañas tienen como objetivo crear una imagen y un estilo de vida, diferenciar a los individuos de entre la multitud. No hacemos publicidad con un tono moral con la meta de una crítica social, sino que creamos una realidad posible, una ficción de los clientes al soñar y en el cual se puedan identificar y reconocer a sí mismos", declara Sisley en cuanto a sus difusión.
Así que es sencillo entender cómo funciona esta divulgación: llegar a su público y que el resto se sienta tan incómodo por no ser como ellos y crean polémica al conseguir que todos lo reconozcan.
Cuéntame, ¿piensas necesario relacionar drogas con un producto publicitario?
@MichLg7