H Y P E

Los años (no) Maravillosos



“¡Kun Fu!”
-León Un hilito de sangre-

¿Qué siente un niñode 13 años y de clase media en la Ciudad de México? Pueden ser reflexiones sobre su clase social. Sobre su familia. El futuro, tal vez el cimentar bien una relación con la niña de la que está enamorado. O tal vez puede pensar que la mejor manera de coger fácil es ser chofer de una mujer de dinero.

Un Hilito de Sangre es la exploración interna de un niño de 13 años que sabe que todo lo que le sucede es simplemente un momento efímero. A esa edad no hay decisiones importantes y significativas. La procrastinacion es una de las mayores virtudes que uno puede tener a esa edad. Aunque bien sabe que probablemente es una suerte propia, la disfruta. León —que así se llama el personaje— narra —o más bien vive— un par de días, en los cuales descubre que sí hay una vida. Existe un algo más allá del mundo que nos rodea día a días, sólo es cuestión de aventurarse un poco, ir más allá de lo que habitualmente se hace. Aunque a primer vista parece ser que el motor primario de León en la historia es el sexo, conforme esta misma avanza el lector se da cuenta que va más allá. Lo que parece una novela facilona de un muchacho calenturiento poco a poco desemboca en una enseñanza, en un “aprendizaje” el cual no es necesariamente de quien lee, sino del personaje. Nos vemos inmerso en el crecimiento del mismo en menos de 72 horas. La vida misma puede cambiar con una simple decisión.

El aprendizaje no llega solo, se tiene que salir a la calle para que éste pueda alcanzarnos. Si nos mantenemos en el lugar de confort, ese aprendizaje se esconde y somos nosotros los que jamás podemos dar con él. Parece que este mensaje está inscrito en las páginas de Un Hilito de Sangre, ya que el libro nos lanza en busca del conocimiento. Nos lleva al camino para encontrarnos a través de él. Es como un boceto infantil de un camino más maduro el cual una vez recorrió Jack Kerouac. El personaje principal de esta novela es un adolescente que intenta engañar al lector —porque sabe bien que hay alguien que está leyéndolo y uno, siempre, en sus aventuras busca ser un chingón—. Sin embargo, ese engaño no puede durar por siempre y conforme avanza la novela comienza a caer esa ilusión y expectativa con la que uno comienza el libro. El que parece ser un personaje digno de novelarse se convierte un ser más, uno como cualquier otro, uno que a diferencia de muchos de 13 años, se interna e intenta realmente ser ese gran hombre que nos quiere hacer creer como lectores, que es.

El sexo —la iniciación— sí es un tema recurrente. No tanto como perversión, sino como ignorancia. El ignorar la realidad del sexo hace que el personaje se lance a él. La misma búsqueda del conocimiento es la que orilla al mismo ser humano para encontrarse en caminos que no siempre creímos poder transitar.

Este libro nos sumerge en un estilo, lenguaje y situaciones, muy similares a aquellas que los escritores jóvenes de los años sesenta mexicanos relataron antes. Esta puede ser como una re interpretación de La Tumba y De Perfil de José Agustín. Si algo podemos entender con Un Hilito de Sangre. Es que las edades y las cosas “correctas a la edad” tienden a ser algo sin sentido realmente. Aquí hay una historia la cual bien podría haber sido vivida por cualquier hipster de la colonia Roma. Sin embargo, no es así. Esta “aventura” la vive un adolescente noventeroclasemediero de la Ciudad de México.

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