
Parece que a D.F. no le gusta soportar gente que pedalee, mucho menos compartir un carril con alguien, no vaya a pensarse siquiera en respetar zonas "especiales" para andar en bici.
"¡Que va, si la bicicleta se saca al parque, no a la calle!" piensan algunos, avientan la lamina, arrollan y hasta atropellan, se arrancan y son inmunes a cualquier tipo de justicia.
Se plantean multas a los ciclistas... y yo no comprendo ya nada.
A Pablo lo hicieron impactarse en un muro de vialidad en Viaducto, en Reforma, la ciclopista es el lugar perfecto para estacionarse, a Jennifer la arrollaron en un cruce en la Condesa, falleció tiempo después ante el descaro de las leyes jurídicas de la ciudad. Todo aquel que usuario de la bicicleta en esta metrópoli tendrá como mínimo una anécdota de imprudencia por parte de un particular, porque el transporte público es tema aparte.
Hay polos como en todo, y es respetable: Cierto que el ciclista debe de exigir, pero también debe respetar desde su posición; cierto que el conductor aún no conoce la educación vial; cierto que peatones van primero; cierto que se debe legalizar sobre el caso, pero conlleva un análisis mucho más profundo que el intento del orden. La impunidad, en dado caso, resulta como la reina intocable en cualquiera de estos tableros de juego.
¿Porque frenar un proyecto tan honesto como la bicicleta? ¿Porque no aprender a convivir, después de sabernos iguales? ¿Porque seguimos aplicando la vieja escuela del corte de tajo como un resultado inmediato?
Grupos activistas por los derechos del ciclista (sin confundirse con cualquier organización anarquista) ha tratado por todos los medios de hacerle saber a las autoridades de tanta impunidad que aquí hemos descrito en posts anteriores: Malas condiciones de algunas ciclopistas; eternos problemas con valets, transporte público, polícias y franaleros; ciclistas invadiendo banquetas y yendo por sentido contrario sin casco y con audífonos, la absoluta falta de difusión del art. 19 del Reglamento de Transporte Metropolitano.

Aplicar exámenes a conductores o solicitantes de licencia, o reducir puntos a infractores no parecen ser la solución correcta para ninguno de los puntos de vista. Aprender a convivir, posiblemente lo sea. En casos únicos, como Nueva York, se multa a ambos por igual por errores cometidos en cada bando, explico: Si tu, ciclista experimentado en la gran ciudad, usas audífonos, vas sin casco, no respetas al peatón o simplemente te pasas un alto, eres merecedor a una multa entregada por una policía especializada. Equitativo, como debería de ser. Y por tanto, hay leyes que protegen ante cualquier abuso tanto al que pedalea, como al que conduce de forma correcta.
¿Porque? Porque le costó años a Nueva York, adaptarse a esa nueva forma de transportarse, que le enseñó de lo que era capaz y la logró transformar para bien. ¿Porque? Porque la gente se informó y nunca encadeno su bicicleta.
¿Porque en D.F. si? La Secretaría de Seguridad Pública tiene brigadas de educación vial, que se tendrían que colocar en cada esquina para orientar a automovilistas y ciclistas sobre sus obligaciones y deberes. Pero aún es abismal la diferencia entre ellos. En lo que va del año, siete automovilistas han sido sancionados por invadir carriles compartidos. Solo siete.
No es la primera vez que se intenta multar al ciclista en esta ciudad. Organizaciones como los Bicihurones Nocturnos ven otros inconvenientes: Multar a un ciclista cuando las bicicletas no portan placas, al igual que un automóvil. Además de las sanciones, alejar a más personas de este modo de transporte es un escenario terrible. ¿Porque? Porque prefiero tomar el autobús y evitarme más problemas. Prefiero no ver mas bicicletas, y que el trafico fluya más.
Promover aseguradoras con el lema de "más vale prevenir" parece lamentable, cuando no tendría que ser del todo necesario.
Antes de multar, se debería analizar, concientizar, ejemplificar, educar y conocer el camino. A pie, con motor, a pedales o como fuese, el rival que se debe eliminar es de la impunidad.
Por el bien de la ciudad, por el bien de todos, no solo en este ámbito, sino en muchos otros.
Todo gran cambio necesita su tiempo... ¿Porque se le quiere detener a la bici con tanta prisa?
Antes de multar, se debería analizar, concientizar, ejemplificar, educar y conocer el camino. A pie, con motor, a pedales o como fuese, el rival que se debe eliminar es de la impunidad.
Por el bien de la ciudad, por el bien de todos, no solo en este ámbito, sino en muchos otros.
Todo gran cambio necesita su tiempo... ¿Porque se le quiere detener a la bici con tanta prisa?