H Y P E

Magia en el D.F



Muchas ocasiones tenemos ganas de salir a caminar, tener un día tranquilo, leer o simplemente tener una buena charla con alguna persona en especial. Yo te platicaré cual puede ser tu mejor opción.

Los días en la ciudad muchas veces son tan complicados, llenos de estrés, actividades que nos desgastan y terminamos día a día exhaustos. Por lo tanto cuando tenemos nuestro día de descanso, lo único que queremos es precisamente eso, descansar y pasar un día de tranquilidad. 

Aunque tu no lo creas dentro del D.F y de la ciudad llena de estrés, smog y un sin fin de cosas que nos roban nuestra tranquilidad, hay un lugar mágico, el cual te va llevar a otros tiempos, te hará recordar todo tu infancia y muchas veces te provocara que divagues. 



Así es que te contaré un poco de la historia de este hermoso lugar. Su ubicación dentro de la Ciudad de México en la zona Chimalistac representa el nexo entre Coyoacán y San Ángel, sitio que con su tranquilidad, contrasta con la importancia que ha tenido en algunos hechos significativos de la cultura mexicana.
Chimalistac recibe su nombre de una antigua población prehispánica llamada Temalistac, que significa donde se talla la piedra de sacrificios, y según cuenta fue en este lugar donde se labró la famosa Piedra del Sol o Calendario Azteca.

Posteriormente, en el siglo XVII, los frailes carmelitas desarrollaron una extensa propiedad agrícola a lo largo del Río Magdalena. En esa huerta perteneciente al Convento del Carmen se construyeron además de importantes obras de riego, varios puentes de piedra volcánica que aun se yerguen sobre el cauce seco de lo que era un río y hoy es una calle, el Paseo del Río.

Cuentan las leyendas que para ensayar sus sermones, los frailes recitaban en lo alto de uno de los puentes y tenían que vencer con su voz el murmullo del agua.Otro legado artístico que dejó esta orden religiosa al lugar fueron dos capillas, ya que era tradición entre estos religiosos el construir varias capillas a donde se pudieran retirar los frailes para orar en soledad. Estas dos capillas son las de San Sebastián Mártir que cuenta con un pequeño altar barroco y de frente se puede ver una agradable plaza con una fuente y una cruz de piedra. Otra de las construcciones carmelitas es la Capilla del Secreto, similar a la del Desierto de los Leones. Esta capilla aprovechaba su singular acústica en la que al hablar en un rincón se escucha en el opuesto.


Ahora, en el siglo XX, Chimalistac, al igual que sus vecinas Coyoacán y San Ángel quedó dentro de la Ciudad de México, conserva su belleza y tranquilidad de antaño al integrar los ricos testimonios arquitectónicos de su pasado como una arquitectura bien cuidada y armoniosa con su entorno.



Ahora que ya sabes de este viejo pero mágico lugar, no pierdas la oportunidad de visitarlo, invitar a tus amigos, tomar un café, tomar unas buenas fotografías o simplemente caminar solo pos sus calles y ver la grandiosa arquitectura.