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Café Avellaneda



Si eres amante del buen café, este sin duda es el lugar indicado para ti, con mas razón si eres del sur.

Si hay algo que represente al Centro de Coyoacán son las ardillas, que al estar sentado en una de sus bancas de repente les ves pasar y correr entre las jardineras. El Café Avellaneda tomó como ícono a este singular animal para crear este concepto y combinarlo con uno de los colores típicos de Coyoacán, el azul turquesa que puedes ver reflejado en sus paredes. 

Pero lo que realmente inspiró a ponerle ese nombre al café fue el personaje de Laura Avellaneda del libro La Tregua, de Mario Benedetti. 
El lugar es pequeño y un poco escondido, por lo tanto lo hacen un lugar bastante confortable para ir a tomar un café mientas lees un libro, escribes, escuchas música en un de sus bancos que se encuentran en la barra, en alguna de sus mesas o si quieres estar mas aislado, puedes disfrutar tu café en la banca que se encuentra en la salida.




En Café Avellaneda no van encontrar un menú; sino más bien hay un tipo ficha donde se encuentra la historia del local y las propiedades de los productos que ofrecen, así como sus métodos de extracción y producción del café que tu decidas consumir. 

Sino eres un experto en el tema, no te preocupes porque el barista te podrá ayudar a elegir entre los granos que hay como son los de Oaxaca, Chiapas o Veracruz, y lo más fabuloso es que en la "Barra de Métodos" como ellos la hacen llamar, tu podrás escoger la manera en que deseas que preparen tu café, ya sea con ripper, aeroexpress, la prensa francesa, un clásico expreso o frío, pero ésta última puede tardar al menos un día completo, así es que si deseas uno de estos puedes ir a pedirlo un día antes. 




Sin duda este es el lugar perfecto para los amantes del café y paladares exigentes, tienes la oportunidad de probar y un café más puro, preparado a tu gusto y con granos mexicanos, que son sembrados con un programa de sustentabilidad, donde apoyan a los que lo cosechan. 





Pulquería La Santa Solita, escondida al sur de la ciudad...

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Dentro de la ciudad, hay muchos rincones a donde ir, ya que esta llena de lugarcitos mágicos que muchos no conocen por lo grande que es.  
Ahora anda muy de moda Tlalpan cuyo nombre significa “tierra firme”. Su corazón se denomina como Centro Histórico ya que su arquitectura data de la época colonial. Llegando al Centro de Tlalpan se puede notar por las estructuras de las casas, sus calles empedradas y los letreros de las calles que junto con la tipografía hacen que parezcan de aquella época.
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Justo en en una casita de estas, en una pequeña entrada se encuentra La Santa Solita, su decoración te hace sentir en un pequeño pueblo de México, las mesas son carretes de cables, hay lámparas DIY, su logo muy Mexicano venerando a la muerte y bonitos cuadros de gente famosa en la antigüedad Mexicana.
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Este espacio me gusto ya que como es muy pequeño, hay posibilidad de convivir y conocer gente nueva, en este lugar en especial la gente es muy amable, como el mesero que al llegar te recibe con una gran sonrisa y te lleva algunas pruebas del pulque del día.
http://pin-uplosers.com/wp-content/uploads/2012/11/IMG_1941.jpgSus pulques son hechos de forma artesanal y orgánica, las frutas y verduras se producen en las chinampas de Xochimilco y algunas bebidas en Tlaxcala. Esta tradición pulquera artesanal data desde 1881.
Recuerda que entre más exótico tu pulque mejor, hay muchas frutas paradisíacas que te ayudaran a pasar un buen momento, si no te decides puedes experimentar combinando estas para descubrir nuevos sabores.
Ya hablando de música, es de clásica pulquería, desde rock, indie hasta las dolidas mala copa, las cuales te ayudan a pasar un buen rato, acordarte de un bueno o mal pasado y tararearlas con tus compañeros. Pero no solo hay pulque, también no podría faltar la cerveza y una buena carta gourmet que cambia dependiendo el día.

Así que ya sabes a donde ir cuando andes por el sur y quieras pasar un buen momento.

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Dirección: Francisco I. Madero 16B; Centro de Tlalpan.

@Vchaicon

¡Milpa Alta también es ciudad!


Agrícola, festiva, gastronómica. Milpa Alta integra armónicamente el cultivo de la tierra y el vértigo de la cultura urbana. Sus niveles de organización social probados a lo largo del tiempo la han convertido en una zona donde la vida de campo y la de la ciudad, más que fronteras y límites, han alcanzado luminosos puntos de contacto. 

Festividades religiosas, tradiciones y actividades que reinician una y otra vez en un ciclo que refleja la vida en el sur de la Ciudad de México, rodeada de volcanes, anécdotas, raíces que sostienen el inicio de una ciudad. Milpa Alta esta impregnado de memoria, ya sea por sus paisajes en tonalidades verdes, debido a la producción de nopal, o su herencia natural como el Tecontitla, oquedad natural formada durante la última erupción del volcán Teutli. Desde tiempos inmemoriales, la naturaleza ha provisto a los lugareños de todo: el círculo de un cráter es la cancha del Cerro de San Miguel en Santa Ana Tlacontenco, donde se suele jugar fútbol.

Aún se escucha hablar el náhuatl; se siembra y cosecha el emblemático nopal, por el que se conoce internacionalmente al país, así como el mole, platillo milenario que se festeja cada año en San Pedro Atocpan. Con este, se encuentran esparcidos por la zona más de una docena de poblados y en cada uno de estos (a los que la conquista superpuso el nombre de un santo) pervive la memoria de sus ancestros, que se prolonga hasta nuestros días.

La oralidad es parte vital de Milpa Alta. En San Juan Bautista Tepenahuac, que significa "cerca del cerro", subsiste la leyenda de que hay cuatro coyotes enterrados bajo el altar de una iglesia, y que están ahí para controlar la explotación demográfica. Cierto o no, el caso es que Tepenahuac es el poblado más pequeño de la región y crece muy lentamente.


En total, cada año se celebran 720 fiestas, paganas y religiosas en la localidad... ¿Como? Cada región cuenta con alguna capilla o santuario, la mayoría data del siglo XVI. San Pedro: La capilla Yencuitlalpan, Santa Ana Tlacotenco y San Francisco Tecoxpan poseen, cada uno, con un templo franciscano. En San Salvador Cuauhtenco su templo ostenta en la fachada elementos prehispánicos. Eso explica que los 12 pueblos de Milpa Alta puedan organizar las fiestas comunales típicas. 

Una de estas fiestas, y que congrega a más visitantes, es la famosa Feria del Mole de San Pedro Atocpan. Constituida en 1977, se realizaba en la plaza de San Martín, pero su crecimiento y éxito la trasladaron a las orillas del poblado, a un costado del kilómetro 18.5 de la carretera Xochimilco-Oaxtepec. 
Otra festividad más es la Feria de Faroles y Globos de Cantolla en los días de Muertos, en San Agustín Ohtenco. Ahí, los pobladores hacen gala de sus talentos artesanales con sus faroles de chilacayote, los globos de frágil y colorido "papel china" para elaborar figuras de hasta 25 metros. 


Acá la urbanización aún no afecta las formas tradicionales de vida. Lo mismo la Semana Santa que las fiestas patronales y las otras celebraciones estrechan a los habitantes y reúnen en las mesas los cultivos de la región, como el pulque, mientras que la música disuelve el paso inexorable del tiempo rutinario que impera en la megaurbe. 

En últimos años, a partir de septiembre de 2006, cuando se inauguró la Fabrica de Artes y Oficios (Faro) Olla de Piedra, foro de expresión cultural análogo a los otros tres ubicados en las delegaciones de Iztapalapa, Tláhuac, Gustavo A. Madero (Cuautepec), y el Faro Itinerante, un camión que enseña artes y oficios en plazas de las 16 delegaciones. 
Así, ya se imparten 15 talleres de serigrafía, grabado, papel hecho a mano, cartonería, fotografía, multimedia, guitarra... 

En estos lugares donde aún suena vivo el náhuatl y se cultiva la tierra, su gente baja diariamente a la gran urbe y se confunden con el resto de los capitalinos. Pero al final de cada jornada inician su retorno, intactos, siempre hacia las alturas.